Blog Recreación Histórica

Situada en el mar Egeo a menos de tres km de la costa turca, la isla de Kastellórizo fue invadida por los británicos durante la llamada Operación Abstention, que constituye una de tantas historias olvidadas de la Segunda Guerra Mundial (SGM), cuyos principales aspectos son aún hoy bastante desconocidos. Habiendo fracasado el desembarco previo en la isla de Kasos, se trataba de la primera fase del plan para hacerse con todo el Dodecaneso, que pasaba por establecer bases remotas para acometer posteriormente el asalto sobre Rodas.

Mapa del Egeo que nos muestra las islas Cícladas y las del Dodecaneso. En rojo Kastellórizo (Dodecanese Campaign - Alchetron, The Free Social Encyclopedia).

A pesar de la escasa entidad de la batalla allí librada entre británicos e italianos en febrero de 1941, la isla, de apenas 12 km², tuvo una gran importancia estratégica a comienzos de la SGM, ya que su posesión respondía al interés de Winston Churchill por el control marítimo y aéreo del mar Egeo. Además de influenciar en Turquía para que rompiese su neutralidad y se uniera al bando aliado. Bajo dominio italiano desde 1921, estaba habitada por una población griega de 1.800 personas y tenía una pequeña guarnición de unos 40 marineros, funcionarios de aduanas y carabinieri. En Italia era conocida como Castelrosso y hoy en día ha recuperado el antiguo nombre de Megisti.

Vista del puerto de Megisti y de la principal población de la isla de Kastellórizo en los años 30 (kastellorizo.org).

La principal fuerza británica interviniente, el 50ª Comando de Oriente Medio, tenía en sus filas a 63 españoles exiliados que habían decidido seguir la lucha contra el fascismo en el ejército del Rey Jorge VI y sin embargo fueron excluidos de esta operación por decisión expresa de su jefe, el comandante George Young. Y es que, como nos ha confirmado recientemente Séan Scullion (1), con ello se intentaba evitar que los soldados británicos les confundieran con italianos, pues se pensaba que ambos idiomas “sonaban demasiado parecidos”. Cuando llegase el momento de enfrentarse a los alemanes en Creta ya no pasarían estas cosas.

Españoles del 50ª Comando de Oriente Medio durante el frustrado raid de la isla de Kasos. A pesar de que tanto en esta isla como en la de Kastellórizo había guarniciones italianas, se les prohibiría intervenir en esta última (Séan Scullion).

Así pues, habiendo dejado a sus compañeros españoles en Creta, el 24 de febrero de 1941 200 hombres del 50ª Comando se dirigieron a Kastellórizo a bordo de los destructores Decoy y Hereward, desembarcando en la isla antes del amanecer del día siguiente. Lo hicieron en botes balleneros, pero algunos se perdieron y solo dos, con 50 hombres a bordo, lograron llegar al cabo Nifti. El resto se dirigieron al puerto de Megisti. Aún así, estos 50 sumaban más que toda la guarnición de la isla. Fuentes italianas hablan de que los comandos llegaron en dos oleadas (2). Si fue fruto de la planificación o del despiste, el efecto parece ser el mismo.

Kastellórizo, 25 de febrero de 1941. Miembros del 50ª Comando desembarcan de un bote ballenero (vía Séan Scullion).

El primer encuentro con los italianos sucedió cuando este grupo interceptó a una patrulla, a la que causaron 2 muertos y 1 herido. Luego los comandos se dirigieron al pueblo, donde se hicieron con la aduana, la magistratura y la estación de radio. Tomada por sorpresa, la pequeña guarnición, que sufrió la pérdida de otro hombre y 12 prisioneros, no pudo ofrecer mucha resistencia, pero eso no impidió que comunicase su situación a la isla de Rodas (3). A continuación, los británicos lanzaron una bengala para confirmar que se habían hecho con la localidad y el puerto, posibilitando el desembarco del resto de comandos y de los 24 Royal Marines que viajaban a bordo del cañonero Ladybird, aunque todavía resistían los últimos defensores en el fuerte de Palaeokastro. Para las 10 de la mañana todo había terminado y la Union Jack ondeaba en la residencia del gobernador. En total, los italianos habían sufrido 6 muertos, 7 heridos y 33 prisioneros, incluidos algunos civiles.

Aparte de la pérdida de vidas, lo más grave de aquella incursión para los italianos fue que el material criptográfico secreto cayó en manos británicas con graves consecuencias para las próximas operaciones bélicas en toda la región.

Otra imagen del desembarco de los comandos que nos muestra perfectamente al bote ballenero (g.c.N. Pappas, vía L´Operazione Abstention in Egeo. Parte 1ª).

La reacción italiana

En Rodas, la principal base aeronaval del Dodecaneso, el comandante de las fuerzas navales en el mar Egeo, contraalmirante Luigi Biancheri, dio inmediatas instrucciones para recuperar la isla y muy pronto aparecieron los primeros aviones italianos, que bombardearon la localidad y el puerto, donde se refugiaban los comandos, que respondieron con fuego de ametralladora. El Ladybird fue alcanzado por una bomba y tres de sus hombres resultaron heridos. Corto de combustible para continuar su misión, el buque recogió a sus Royal Marines y se retiró a Haifa, dejando a los comandos sin enlace radio con Alejandría y a falta de 24 hombres que resultarían vitales en las jornadas siguientes.

Pilotos italianos posan junto a sus hidros Cant Z.506 en la base aeronaval de Rodas, desde donde se preparó la inmediata reacción italiana. Al final de la batalla estos aviones se dedicaron a la evacuación de los heridos más graves (Georgallidis Stavros, la Rodas de ayer. (20+) Facebook).

Por si esto no fuera suficiente, los italianos prepararon un golpe de audacia cuando se hizo de noche. A las 21 horas entraron en el puerto los torpederos Lince y Lupo de la Regia Marina, que desembarcaron a 52 camisas negras y 15 soldados de infantería de la división “Regina”. Iluminando con sus focos los objetivos en tierra, comenzaron a bombardear y ametrallar las posiciones donde se alojaban los británicos para pasar la noche, incluyendo el palacio del gobernador, puesto de mando del comandante Stephen Rose. El 50ª Comando, con armamento ligero e incapaz de oponerse a semejante potencia de fuego, se retiró hacia el cementerio sufriendo 3 muertos y 7 heridos. A las 2 de la mañana los dos barcos italianos reembarcaron a la fuerza atacante y se retiraron con algunos civiles ante la posibilidad de enfrentarse a unidades más poderosas de la Royal Navy. Habían intentado recuperar los libros de claves de la casa del gobernador y destruir la estación de radio, pero solo consiguieron lo último. Esa noche aviones británicos bombardearon la base de Rodas.

El torpedero Lupo entrando al puerto de Taranto. La intervención de estas unidades menores de la flota italiana fue fundamental no solo para desembarcar tropas sino para apoyarlas con el fuego de sus cañones y ametralladoras, convirtiéndose en una pesadilla para los comandos (colección E. Bagnasco, vía L´Operazione Abstention in Egeo. Parte 1ª).

La rápida reacción de las fuerzas aeronavales italianas y el miedo a enfrentarse con ellas frustraría la llegada a la isla de los barcos que transportaban a las tropas que tenían que relevar a los comandos (una compañía del regimiento Sherwood Foresters a bordo del Laura), que recibieron órdenes de regresar a Alejandría, por lo que estos terminaron quedándose solos con municiones y víveres que les daban para resistir 24 horas. Su situación se tornó definitivamente desesperada cuando durante toda la jornada del 27 los barcos italianos dejaron en la isla a más de 230 soldados y marineros. Acosados sin tregua, los británicos se vieron obligados a dividirse en dos fuerzas: una compañía defendiendo la costa entre el cementerio y el cabo Nifti y otra el monte Aulonia. El Lupo emplearía sus armas en fuego directo contra las posiciones de los comandos.

Marineros procedentes del destructor Francesco Crispi desembarcan en Kastellórizo el 27 de febrero de 1941. La flotilla, dirigida por el propio contralmirante Bianchi, estaba formada por los torpederos Lince y Lupo, dos lanchas MAS y los destructores Crispi y Quintino Sella (www.lavocedelmarinaio.com).

Ese día hubo serios combates con la 13ª Compañía del 9º Regimiento de la División “Regina”, recién llegada desde Rodas, que pugnaba por la posesión de las alturas dominantes, como Palaeokastro y Vigla, donde resistieron los comandos. Pero sin municiones y sin apenas agua, con la moral muy baja, se acabaron concentrando en una pequeña zona en las estribaciones del monte Aulonia. Fue aquí cuando, al llegar la noche, sucedió un lamentable incidente: los centinelas británicos dispararon contra un grupo de prisioneros italianos a los que custodiaban al confundirles con una patrulla hostil. La consecuencia fue de tres muertos y varios heridos (4).

El crucero australiano HSMA Perth se encargó de escoltar a los destructores que trasladaban a las tropas que debían relevar a los comandos al anochecer del 27 de febrero, pero para entonces la operación ya podía darse por fracasada. Durate las operaciones de Creta fue alcanzado por una bomba alemana y tuvo que retirarse a Alejandría con daños. Tras regresar al Pacífico, fue hundido por la flota japonesa durante la batalla de Sundra Strait (HMASPerth1942 - HMAS Perth (D29) – Wikipedia).

Epílogo

Habiendo perdido un tiempo precioso, la escuadra británica con la fuerza de desembarco a bordo de dos destructores y el apoyo de dos cruceros y otros dos destructores regresó de Alejandría en las últimas horas del día 27 de febrero para constatar que no era posible sostenerse en la isla y la retirada era inevitable. Parte de la compañía del Sherwood Forester que debía haber relevado a los comandos desembarcó finalmente a las 11 de la noche en Cabo Nifti para marcharse en las primeras horas del 28, pues ya se había decidido la evacuación del grueso de la fuerza especial. Atrás quedaron 27 hombres que fueron acorralados y hechos prisioneros, incluyendo a algunos que, desesperados, intentaron llegar a la costa turca a nado, pero solo unos pocos lo consiguieron (5). Completan esta lista de bajas del 50ª Comando los 3 muertos y 11 heridos habidos en los combates, aunque las fuentes italianas sugieren que fueron más, sobre todo en la jornada del 27. De su captura se hicieron cargo camisas negras recién desembarcados:

A pesar de su pésima calidad, esta fotografía tiene gran interés pues es la única que se conserva de los prisioneros británicos al final de la batalla de Kastellórizo. A la derecha del grupo, destacando por su altura, el teniente Bill Stewart (https://wartimememoriesproject.com/).

Las tropas que nos apresaron fueron los camisas negras, fascistas bastante peligrosos. Nos ataron los pulgares a la espalda con alambre eléctrico y nos patearon y empujaron con bayonetas en las nalgas durante todo el camino colina arriba hasta nuestras antiguas posiciones. La hora siguiente tampoco fue muy divertida, pero cuando la cosa estaba a punto de ponerse fea, el almirante italiano y su estado mayor, que inspeccionaban los lugares, acudieron a nuestro rescate aludiendo a la Convención de Ginebra (6).

Por su parte, la 13º Compañía del “Regina” sufrió la pérdida de 3 soldados muertos y otros 6 heridos. Era el precio pagado por la determinación italiana de recuperar aquella pequeña isla que no fue capaz de sostener la poderosa Royal Navy.

Soldado de la división “Regina” de guardia en el aeródromo de Maritsa en Rodas hacia 1941. Estos hombres, junto a los camisas negras y marineros llevaron el peso de la reacción italiana en Kastellórizo. Su rápida intervención se debió a la decisión del general Ettore Bástico, gobernador general del Dodecaneso (Georgallidis Stavros, la Rodas de ayer. (20+) Facebook).

En Kastellórizo se demostró que los británicos habían subestimado gravemente a los italianos, lo que sucedería más veces durante la SGM. Volver a poner el pie en aquella isla les costaría dos largos años y tuvo lugar con el armisticio del 8 de septiembre de 1943, cuando les fue entregada sin violencia por el capitán Augusto Rossi. A diferencia de las otras islas del Dodecaneso, no sería ocupada por los alemanes, pero si la bombardearon en varias ocasiones. El estrepitoso fracaso británico contrastaba con la que fue una de las últimas grandes victorias de la Alemania nazi, que mantuvo todo el mar Egeo en su poder hasta el final de las hostilidades. Comparado con eso, la de Kastellórizo fue una operación menor que no pasaría a la historia, que solo muy recientemente se ha fijado en la matanza de prisioneros de guerra italianos a manos de sus antiguos aliados alemanes en islas como Cos o Cefalonia, llevada al cine en 2001 por John Madden en La mandolina del capitán Corelli. Y como nosotros también creemos en el audiovisual para divulgar estas memorias, os invitamos a ver el vídeo de Javi Codina sobre Kastellórizo, que incluye una dramatización de los grupos de recreación de Sancho de Beurko y Legione Tricolore. A todos ellos y a Ángel Chamarro por acogernos en su casa nuestro más sincero agradecimiento

NOTAS

(1) Séan Scullion. (2025). Españoles contra el nazismo. Barcelona: Espasa. P. 177. Durante la reciente presentación en Bilbao, Scullion confirmó personalmente este dato al autor.

(2) G. Ronconi: “L´operazione Abstention in Egeo. Parte 1ª” en Storia Militare n.º 92 (2001). P. 10

(3) Las fuentes italianas hablan de que no existió tal factor sorpresa al ser alertados en el pueblo por un marinero que había sobrevivido a la emboscada de la patrulla, pero lo cierto es que toda la acción del 50ª Comando fue demasiado rápida como para poder reaccionar adecuadamente. Aún así, los italianos lograron reagruparse y resistir en Palaeokastro (Ibídem).

(4) G. Ronconi: “L´operazione Abstention in Egeo. Parte 2ª” en Storia Militare n.º 93 (2001). Pp. 27-28.

(5) Ibídem. P. 29.

(6) Testimonio del cabo Sheechy en Ibídem, p. 28.

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