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Si la noche más oscura puede iluminarse con la luz de una bengala, la falta de documentación sobre lo que hizo el batallón “Garibaldi” cuando se desplegó apresuradamente hacia el río Jarama después de que los “moros” pasasen a cuchillo a los internacionalistas del “André Marty” que defendían el puente de Pindoque puede no ser suficiente para hacer historiografía, pero quizás lo sea para hacer memoria. Sucedió la noche del 11 al 12 de febrero de 1937; los italianos defendían el valle del río Jarama para frenar el avance de los rebeldes hacia Arganda, donde resistirían tres días. Al caer el sol tan temprano, aquella oscuridad podía ser la antesala de otro golpe de mano del mismo tabor de tiradores de Ifni que había acabado con las vidas de sus compañeros franceses y belgas, pero el enemigo ya no podía servirse del factor sorpresa y las bengalas comenzaron a iluminar la tierra de nadie para evitar infiltraciones, tanto en un bando como en el otro. Y es aquí donde entra la recreación histórica, sino ¿cómo podríamos imaginarlo? Al igual que los italianos en el Jarama, los grupos de Primera Linea. y Sancho de Beurko se pasaron horas cavando sus posiciones para ofrecer imágenes como esta, la de una luz que cae hacia el suelo y pilla a todos los brigadistas prevenidos. Nosotros lo vimos desde atrás, justo desde donde tomó esta fotografía Valischka Fotografia.

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