Si bien casi todas son extraordinarias, la de Gregorio “George” Ascuena es para nosotros una de las historias más queridas de entre los 66 marines del proyecto de memoria Fighting Basques, una investigación que va mucho más allá de la entidad real que los pertenecientes al US Marine Corps (USMC) tienen en proporción con los cerca de 2.000 veteranos que tenemos identificados en Estados Unidos (EEUU). Porque debemos recordar que para demostrar la no existencia del capitán Carranza y sus Basque Code Talkers del mito del euskera como lengua codificada en la batalla de Guadalcanal (1942-1943) nos propusimos hace algunos años averiguar que veteranos de origen vasco fueron marines durante la Segunda Guerra Mundial (SGM) (1). Y Ascuena fue uno de los primeros de los que tuvimos conocimiento. Nació en Gooding (Idaho) en 1918 de padres vizcaínos: Claudio Ascuena (Ea, 1881) y Gregoria Monasterio (Ibarrangelu, 1882). Su infancia transcurrió en el seno de una familia de siete hermanos que regentaba una boarding house en su localidad natal, donde completó sus estudios de secundaria, pero Gooding se había quedado pequeño para él y en 1941 se alistó en el USMC.

George Ascuena, a la derecha de la imagen, se fotografía con un compañero en la isla de Luzón en la primavera de 1945 (www.magicvalley.com).
Fue destinado a la base aérea del USMC Ewa, situada en la isla de Oahu a once kilómetros de Pearl Harbor, donde le sorprendió el ataque japonés del 7 de diciembre de 1941. Este aeródromo fue la primera instalación militar atacada en el que sería conocido como Día de la Infamia y a pesar de la defensa desesperada que realizaron el joven George y sus compañeros con las armas ligeras disponibles, todos los aparatos que se encontraban en tierra fueron destruidos o inutilizados por ametrallamiento de la aviación naval japonesa, ya que allí no cayó ni una sola bomba. El 1 de marzo de 1942 se creó en Ewa el Marine Aircraft Group 24 (MAG 24), cuya misión era atender la necesidad de bombarderos en picado en las zonas de combate, pero por entonces no tenían apenas aviones, ya que habían sido enviados a cubrir las operaciones en el Pacífico, apenas unos pocos Douglas Dauntless SBD-1 y SBD-2 que estaban en muy mal estado.

Marine Air Station Ewa en 1941 antes del ataque japonés del 7 de diciembre (Abandoned & Little-Known Airfields: Hawaii: Southern Oahu Island)
El bombardero en picado Dauntless sería el caballo de batalla del MAG 24 durante toda la SGM, pero eso requirió el desarrollo de nuevas tácticas y técnicas. Se trataba del apoyo aéreo cercano o marine support air party (SAP), a través del cual los aviones que operan a baja altitud atacan objetivos terrestres cercanos o incluso muy cercanos a las tropas propias, que generalmente están comprometidas con el enemigo en el momento en que se llevan a cabo. El apoyo aéreo cercano se caracteriza por la transmisión de instrucciones a los pilotos por parte de observadores en tierra, a la vista de los objetivos (2). En esta nueva coyuntura George se incorporó al escuadrón de servicio y fue formado como especialista en transmisiones, desarrollando una espectacular carrera que le llevaría a ascender a Master Technical Sergeant en apenas dos años.

Bombardero Douglas SBD Dauntless del USMC (United States Marine Corps)
A finales de 1943 se organizaron grupos de enlace aéreo o air liaison party (ALP) que estaban especialmente entrenados para fomentar una coordinación más estrecha de las operaciones aire-tierra. Estos grupos de observadores avanzados serían adscritos a las divisiones del USMC y también a las del Ejército. Estaban compuestos por un oficial de inteligencia y de tres a siete técnicos de transmisiones con uno o dos jeeps. De este modo se garantizaba el enlace directo con los aviones en vuelo. Si era necesario, el equipo ALP podía dejar el jeep para informar desde lugares fuera de la pista, o se podían usar transceptores (en algún caso también teléfonos) entre un miembro del ALP, el jeep de radio y la aeronave. Era un sistema muy flexible, dada la tecnología disponible, y para que la coordinación fuese lo más eficaz posible los propios aviadores se integraban en el grupo. El equipo había sido formado para transmitir solicitudes de apoyo aéreo con la mayor velocidad posible, para dirigir ataques o para ayudar a un controlador aéreo de apoyo (SAC) a informar y dirigir un ataque aéreo sobre un objetivo deseado (3).

SBD Dauntless del MAG 24 en la isla de Luzón, Filipinas, 1945 (Marine Air In The Philippines - Warfare History Network).
La hora de la verdad. Filipinas, 1945
Los elementos más avanzados del MAG 24, incluyendo a su oficial de operaciones, el teniente coronel Keith McCutcheon, llegaron a Lingayen (Luzón, Filipinas) el 10 de enero de 1945, un día después del desembarco de las primeras tropas de invasión. Buscaban una pista para sus aviones SBD. Poco después llegaría el grueso de la unidad. Con ellos iba George Ascuena, que se encargaba de que todos los equipos de transmisiones a su cargo funcionasen adecuadamente. El apoyo a las unidades del 6º Ejército de Walther Krueger no fue tarea fácil, ya que no se fiaban de estas nuevas tácticas, que se habían probado antes y causaban tanto quebranto en las tropas propias como en las del enemigo. Sin embargo, la integración de los ALP en las unidades de vanguardia fue sorteando todas las dificultades y gracias a su flexibilidad el avance hacia Manila —especialmente la 1ª División de Caballería— se hizo a marchas forzadas. A pesar de ser considerado obsoleto, el SBD se reveló como un bombardero muy preciso, aunque ya solo se encontraba operativo en los escuadrones del USMC, pues había sido relegado por otros más modernos en el US Navy.

Observadores aéreos del MAG 24 en la isla de Luzón, Filipinas, 1945 (Marine Air In The Philippines - Warfare History Network).
En estos apoyos, obviamente, los observadores de los Marines asumían muchos riesgos, pues entraban en contacto directo con el enemigo. En uno de estos encuentros, que tuvo lugar el 1 de marzo de 1945 en San Fernando (provincia de La Unión), ganó George Ascuena la Estrella de Plata. Habiendo dejado Manila atrás, el equipo del capitán John “Jack” Titcomb seguía ahora el avance de las guerrillas filipinas, que se habían detenido ante un promontorio llamado Bacsil Ridge donde había un fuerte centro de resistencia japonés. Titcomb era un eficiente oficial de transmisiones que normalmente se encontraba en la retaguardia al cargo de un camión con radio, pero ese día se había adelantado con el teniente Sid Taylor hasta la línea del frente en compañía de 8 bolomen o sandatahanes, guerrilleros locales que llevaban un machete o bolo e iban pobremente armados. Equipados con sus armas y un equipo portátil para coordinar el apoyo aéreo, ambos marines llevaban horas refugiados en el cráter de una bomba a una distancia de 270 m de los japoneses, recibiendo fuego esporádico desde la cima. En su diario Titcomb escribió que las balas pasaban silbando por encima para recordarles que estaban allí (4).

Jeep del MAG 24 en Filipinas en un display del Museo del Cuerpo de Marines (The National Museum of the Marine Corps - Warfare History Network).
Después de marcar su posición con paneles blancos para evitar que les alcanzasen los aviones Douglas A-20 “Havoc” del Army —que empezaron a atacar los objetivos enemigos con bombas y fuego de ametralladoras a menos de 200 metros de su posición— Titcomb, que estaba comiendo unas raciones K con Taylor, recibió una señal de radio. En ese momento levantó su cabeza sobre el borde del cráter en el que se refugiaba y cogió el equipo con la antena, provocando la inmediata reacción de los japoneses, que le dispararon un balazo en la frente justo cuando hablaba por el micrófono. Herido de muerte, cayó en los brazos de Taylor, que hizo todo lo que pudo para contener la sangre que manaba de la herida. De nada sirvió que llevase el casco puesto. Eran las 11,30 de la mañana.

Monumento en Bacsil Ridge (https://www.vigattintourism.com/)
Taylor pidió ayuda médica por radio y Ascuena llegó todo lo rápido que pudo, entró en el cráter y se hizo cargo de evacuar a Titcomb para intentar salvarle. La prensa (5) recogió que Ascuena hizo un extraordinario trabajo para sacar a su capitán serpenteando bajo un intenso fuego de ametralladora y fusil. Poniendo su propia vida en riesgo, se lo echó encima y lo arrastró hacia la retaguardia, donde había un grupo de guerrilleros filipinos que lo trasladaron en una camilla improvisada hacia el puesto de mando para recibir ayuda médica, si bien allí no pudieron hacer nada para salvar su vida y falleció una hora después de haber sido abatido. Ascuena, según recoge la citación presidencial para la concesión de la Estrella de Plata, tuvo el valor de reponerse y regresó a la posición para “dirigir personalmente las misiones de apoyo” aéreo que facilitaron el avance de la guerrilla en Bacsil Ridge:

Fotografía del capitán John Abbott Titcomb. Fue condecorado con la Estrella de Plata a título póstumo (findagrave).
Comandante de la 6ª Flota Serial 065 (11 de septiembre de 1945)
El Presidente de los Estados Unidos de América se complace en otorgar la Estrella de Plata al Master Technical Sergeant George Ascuena (MCSN: 303619), del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, por su destacada valentía e intrepidez como Observador Avanzado del Grupo Aéreo de Apoyo, Escuadrón de Servicio de Marines 24, Grupo de Aeronaves de Marines 24, en combate contra las fuerzas enemigas japonesas en Luzón, Islas Filipinas, del 22 de febrero al 6 de abril de 1945. Demostrando una destreza excepcional, el Master Technical Sergeant Ascuena mantuvo todos los equipos de radio en funcionamiento a pesar de la falta de suministros e instalaciones adecuados y, ante el fuego enemigo el 1 de marzo, instaló el equipo de radio en una trinchera de primera línea. Cuando el oficial a cargo del Grupo Aéreo de Apoyo resultó herido, regresó a la trinchera bajo intenso fuego enemigo de fusiles y ametralladoras, lo trasladó a un lugar seguro para recibir tratamiento médico y, posteriormente, al regresar al equipo de radio, dirigió personalmente las misiones de apoyo aéreo cercano. Su iniciativa, coraje y devoción al deber estaban en consonancia con las más altas tradiciones del Servicio Naval de los Estados Unidos (6).

George Ascuena y Sara Alzola el día de su boda en Boise (Idaho States Man).
Epílogo
Algunos medios se hicieron eco de la muerte del capitán Titcomb tras leer el relato de lo sucedido aquel día —que sin duda debe mucho a la declaración del teniente Taylor— en la revista del departamento de relaciones públicas del Cuerpo de Marines Leatherneck, pero lo cierto es que tampoco fueron tantos. En 1945 ya habían muerto demasiados soldados. Nacido en Newton (Massachusetts) en 1910, era un ingeniero de minas formado en Dartmouth College y Yale que trabajó un tiempo en Yugoslavia, Portugal y Canadá antes de regresar a EEUU. Dejó mujer y dos hijos. Debido a su afición al ski, su padre donó en 1949 una propiedad en su memoria para el Titcomb Memorial Ski Slope (ahora Montaña Titcomb) en Maine (7). Recibió a título póstumo la Estrella de Plata por sus acciones en Bacsil Ridge (8).

George Ascuena durante su periodo de profesor de español en Mountain Home High School (1967 yearbook).
Ascuena se licenció en 1947 y regresó a Idaho, casándose ese mismo año en Boise con Sara Alzola. Después la pareja se instaló en Los Ángeles y él acudió a la universidad de Woodbury, donde se graduó en contabilidad de entidades públicas. En 1949 regresaron a Idaho y él trabajó como auditor en la Compañía Anderson. Tres años más tarde compraron una granja al sur de Mountain Home. Tuvieron dos hijos. En 1963, para completar las ganancias de la granja, comenzó a dar clases de español en Mountain Home High School, jubilándose en dicho centro 20 años más tarde. Sara había fallecido en 1973 y él se casó en segundas nupcias con Martha (Frost) Chipman, con la que compartiría su vida hasta su fallecimiento en 1997 (9).

Lápida de George Ascuena en el Mountain View Cemetery (https://es.findagrave.com/).
A pesar de que disfrutó de una agradable existencia en el campo y era un profesor querido y respetado, estamos seguros de que George siempre tuvo presente aquel día en Filipinas y le dio vueltas en su mente. Cuando llegó a aquel agujero bajo el fuego de las tropas japonesas solo pensó en una cosa, salvarle la vida a Titcomb, y sin embargo acabó jugándose la suya para llevarse a un hombre que ya estaba prácticamente muerto. Al menos tuvo el consuelo de que su familia pudo recuperar el cuerpo y darle un entierro digno. Con eso se quedaría cuando rememoraba aquella mañana en la placidez de su rancho cada vez que los fantasmas del pasado acechaban su mente. Y lo cierto es que era un verdadero afortunado —otros no tuvieron esa suerte— porque había hecho lo correcto. A continuación os invitamos a ver el vídeo de Javi Codina sobre Ascuena que incluye una dramatización del grupo de recreación de Sancho de Beurko.
NOTAS
(1) Pedro Oiarzabal y Guillermo Tabernilla: “El enigma del mito y la historia. Basque code talkers en la Segunda Guerra Mundial” en Saibigain nº 3 (2017) (Enigma-Mito-Historia_Oiarzabal-Tabernilla_Junio2017_No3Saibigain.pdf - Google Drive).
(2) Eric Hammel: “Marine Air in the Philippines” en WW2 Quarterly (fall 2012) (Marine Air In The Philippines - Warfare History Network).
(3) Mj. Charles W. Boggs, Jr, USMC. (1951). Marine aviation in the Philippines.Washington: USMC Historical Division. Pp. 56 y ss.
(4) The Union (Grass Valley-Nevada City, Cal) del 29 de mayo de 1945.
(5) Ibídem.
(6) https://valor.militarytimes.com/recipient/recipient-35142/
(7) Titcomb, John Abbot, 1910-1945 - Westminster School's Archive & Collections
(8) Silver Star - Hall of Valor: Medal of Honor, Silver Star, U.S. Military Awards
(9)The Idaho Statesman del 21 de mayo de 1997.