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El primer domingo de junio cumplimos con un sueño largamente acariciado al realizar una sesión de fotos en la FIO, la primera de otras que vendrán después, de la mano de nuestro amigo Pedro Valle, que nos facilitó el acceso a dos joyas de su extraordinaria colección de aviones históricos en vuelo: el Boeing PT-17 y el Miles Falcon. Se trata de dos aviones con un significado especial en nuestro proyecto de memoria Fighting Basques. En el primero, entrenador primario del Air Corps y del Navy en la Segunda Guerra Mundial, volaron decenas de vascos de EEUU, mientras que el Miles es no solo el único avión que ha sobrevivido a la Guerra Civil Española y se mantiene en estado de vuelo, sino que se trata de un aparato que fue adquirido por la Junta de Defensa del gobernador civil José Echevarría Novoa en agosto de 1936 y voló en los campos de Lamiako y Sondika, interviniendo como improvisado bombardero durante la batalla de Villarreal. Ambas aeronaves tendrán su correspondiente artículo en el blog de Desperta Ferro.


La jornada del domingo 5 de junio nos permitió no sólo componer personajes como un instructor y su cadete de aviación entre 1942 y 1944 o el piloto y su observador-bombardero de los frentes vascos en 1936 (que constituye toda una novedad en recreación histórica), sino disfrutar del extraordinario meeting de la FIO, viendo las evoluciones de estas y otras aeronaves sobre el aeropuerto de Cuatro Vientos, que hicieron las delicias de todos los aficionados a la historia de la Aviación y trajeron los recuerdos de nuestra visita a la Ferté Aláis de 2016. Imágenes que nos retrotraen a la época dorada de la aviación y al cine. Agradecer a nuestros recreadores Eder Artal y Eneko Tabernilla, a Valischka por sus extraordinarias fotografías y mejor disposición, a Guillermo Tabernilla por la escenografía, al historiador Carlos Iriarte por su ayuda y a nuestros amigos Fernando y Lourdes Arbulu por presentarnos a Carlos Manso y Pedro Valle, que nos facilitaron el acceso a la Fundación y nos colmaron de atenciones, al igual que todo su personal y pilotos. Con ellos tuvimos el gusto de departir durante la comida que tuvo lugar en un edificio tan emblemático como el del Real Aeroclub, que acoge al restaurante el Mirador de Cuatro Vientos y que ha sido incluso escenario de algún rodaje. Sin ellos no hubiera sido posible.

Fotos Valischka

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